Creo que mi mejor estado es la soledad.
¡Y que mejor día que este para extrañar el lado más oscuro de la noche
o las ráfagas desdentadas del invierno!
A veces parece que doblamos campanas
con la cantidad de años que gritan nuestros talones,
y la soledad se nos resbala como un caracol marchito subiendo escaleras.
¿Acaso Cenicienta fue invitada a nuestra boda
o guardamos semillas en algún cuaderno?
Pienso que es en vano adolecer de actitud,
cuando nos sentimos a gusto en un bosque de pirañas
o de invenciones extranjeras.
Descubrí que este caparazón tiene forma lágrima,
tiene forma de estrella,
así, como una sirena envuelva en un capullo tejiendo su propia tela.
Mi parecido con las arañas no es casualidad,
si coincidencia, es cierta debilidad por los insectos.
Mi morbosidad depende de algunos estornudos.
No pretendo ni el hábito usurero de las hormigas ni la destreza de las gacelas.
Soy un caballo corriendo carreras
o tal vez la suave densidad de las libélulas.
Mi escritura no es ilegible ni agraciada ni moderna
y si me perforan la panza, nacerá una mujer de lunas, persiguiendo cometas.
POEMA DE Mª Milagros Roibón